LA RUEDA DEL AÑO

El Equinocio de Otoño

La Rueda del Año es como se define el calendario de las mayores festividades Celtas.

Estaríamos inclinados a pensar que, siendo la celta una civilización fundada en los ritmos y ciclos de la Naturaleza, como cualquier otra civilización antigua, las celebraciones más importantes estuvieran vinculadas a los equinoccios y a los solsticios.

En efecto, la religiosidad celta tenía en el solar uno de sus principales cultos, pero, a pesar de ello, había una multiplicidad de aspectos astronómicos que los Druidas tomaban en consideración.

Por ejemplo, la sublevación helicoida de las estrellas más brillantes del firmamento, como Antares, Capella, Aldebaran y Sirio, marcaba el día exacto de las celebraciones mayores, que recurrían respectivamente el 1 de noviembre, el primero de febrero, el primero de mayo, el 1 de agosto. ¿Son fechas que te recuerdan algo?

Por lo contrario, los días festivos menos relevantes eran los solsticios y los equinoccios, que se producían aproximadamente 40 días después y antes de los días más importantes. También aquí tenemos otra particularidad, vinculada a la sacralidad del número 40.

Hoy, pues, es el equinoccio de otoño, Mabon para los Celtas, la fiesta que celebra el equilibrio entre el día y la noche, recompensa el duro trabajo realizado con la primera cosecha (el del trigo), y consagra la época de la segunda cosecha. No es casualidad, en nuestra tradición, que septiembre sea el mes dedicado a la vendimia.

Mabon marca un pasaje, es un puente de conexión entre la energía poderosa y vivificante del Sol del verano, y de la madurez cuya llegada el otoño promete, y que culminará en el invierno.

Desde el punto de vista mitológico, en efecto, Mabon, que significa «joven hombre», era hijo de la diosa Modron (la Madre Tierra) y de Mellt el Iluminante. A sólo 3 días de vida, Mabon fue secuestrado por su madre para ser hecho prisionero en el Reino de los Muertos (Annwn), dirigido por el Dios de los Muertos Arawn, que preside el ciclo de las estaciones. Mabon adquirió la eterna juventud, pues en el Reino de los Muertos nunca se envejece. La leyenda dice que el primo del Rey Arturo encontró en la Tierra la entrada al Reino de los Muertos y rescató a Mabon, quien le siguió y le ayudó en sus hazañas heroicas.

Este mito recuerda de cerca el mito griego de Perséfone y su madre Demetra, y, no por casualidad, precisamente en este período en Grecia se celebraban los Misterios Eleusinos en su honor.

Hay quien asocia Mabon a la transición representada por la siguiente secuencia de Runas: Ehwaz – Mannaz – Laguz – Inguz, 4 Runas que se encuentran en la Familia de la Madurez, y que describen la evolución del ciclo de la Vida desde su crecimiento gradual luego del Sol prepotente de agosto (Ehwaz), que ha iluminado la Tierra con toda su luz, y alimentado con todo su calor, a la solidaridad entre los hombres necesaria para la siembra y para realizar la cosecha (Mannaz), a la previsión de cómo se utilizarán los recursos en los meses venideros (Laguz) y, por último, en el Cierre de Ciclo iniciado con la siembra (Inguz), que nos anuncia que la Naturaleza está cansada y anhela el merecido descanso.

Tradicionalmente el otoño es considerado el mejor momento para agradecer por los frutos de la tierra y para comprender la importancia de compartirlos con los demás, para asegurar la bendición de las Divinidades durante los meses de invierno, por eso Mabon se celebra todavía hoyendia con una mesa decorada con los frutos de la temporada y hojas rojas, y con la famosa Cornucopia, símbolo de la Abundancia material y espiritual, y se recomienda un paseo en el verde, para recoger castañas y hojas de roble.